martes, 12 de agosto de 2014

El talento, la ministra y un montón de fruta

La madre Rusia está de uñas. El asunto es que con todo el tema de Ucrania, de los líos de los derribos de aviones, a los líderes del mundo ruso han decidido que van a plantear batalla atacando al núcleo duro del otrora enemigo eterno, el capitalismo y los mercados. Vetando el ingreso de frutas y verduras procedentes de donde consideran que les están ofendiendo.

Se pueden imaginar ustedes que un veto de estas características acarrea unas consecuencias muy problemáticas para los exportadores de ese tipo de productos. Es absolutamente necesario que se tomen medidas, que los políticos tomen las riendas del asunto y que saquen toda la capacidad posible para hacerlo. Afortunadamente, en España, contamos con ELLA.

Fíjense que llevamos mucho tiempo criticando a los políticos españoles, a las personas sacrificadas que nos representan y que velan por usted y por mi. El análisis de los datos nos hacia pensar que el nivel demostrado por nuestros gobernantes (y por los miembros del resto de grupos políticos también) estaba más cerca de la broma de mal gusto que del criterio óptimo para solucionar los problemas que vayan surgiendo. Pero todo eso se ha terminado porque contamos con ELLA.

Desde hace un tiempo se nos acababan los calificativos y, al menos yo, no entendía cómo era posible que nuestros representantes fueran tan manifiestamente incapaces para según qué cosas. Miren, vergüenza propia y ajena, vergüenza torera y dolor ocasional de riñones ante el descojono habitual a la luz de las ocurrencias de alguno de nuestros prebostes. Hoy, afortunadamente,podemos decir que esas época ha terminado. Dejamos atrás los años de soluciones utópicas, de frases absurdas y de chorradas variadas por parte de miembros y miembras de nuestras estructuras políticas. 

Señoras y señores, estamos en el amanecer de la época de las elites política pero de las elites de verdad, del talento, del nivel, del saber por saber, del criterio, del saber hacer, del éxito de la excelencias y de las soluciones permanentes y universales. Damas y caballeros, bienvenidos a la era de Isabel García Tejerina, la ministra que limpia, brilla y da esplendor. 

Resulta que andamos, como les decía, medio atribulados con el asunto del cabreo de los rusos y claro, hay que buscar soluciones y, como no podías ser de otra manera, ahí está la ministra Tejerina, con su brillantez y sus ideas paradigmáticas, ya saben, sí Rusia nos pone un veto y no podemos colocar la fruta, lo que hay que hacer es comer más fruta, en concreto 5 piezas al día.

Talento, conocimiento, sabiduría, criterio y capacidad de gestión, todo ello a raudales, a capazos, a manos llenas. Señores, una jartá de categoría y de ideas buenas. Que los rusos cierran fronteras y no podemos colocar nuestros productos? Pues a comer fruta todo el mundo, a meterse entre pecho y espalda todos los excedentes. Se van a cagar estos rusos, éstos no saben con quién se la están jugando, nos juntamos cuatro o cinco y nos comemos más melones que todos los habitantes de Moscú. "María, veté sacando melocotones" "Juan, prepara peras al vino y tú Carmen, esa mermelada tan rica de albaricoque que tu preparas". Así hasta que nos comamos toda la fruta que no nos dejan vender en Rusia.

Menos mal que está la ministra, menos mal que nos ilumina, nos guía uso resuelve los problemas! ¡Qué bien, qué bien, comemos fruta con Isabel!!! ¡Cuánto lujo p'a diario!

lunes, 11 de agosto de 2014

El "padrecito", los hechos y la palabra dada

Les voy a decir una cosa, a mi no me parece tan complicado, tan difícil de entender ni mucho menos inverosímil. Sabido es que España (con perdón) es la patria de la envidia, del mal meter, pero meter al fin y al cabo, y de las miradas como de soslayo, así como susurrando, como cuando llega el hijo del vecino, ése que lleva el pelo largo, que tiene afición desmedida a la flauta y que nunca se separa de su perro.

La verdad es que uno termina harto, cansado y aburrido de las cosas estas de la política y de las relaciones empresariales, que como las de la vida, "no tien fin ni principio ni tien cómo ni porqué". Miren, pónganse en lo peor, supongan que sus peores presagios van a ser ciertos, que lo mas surrealista, extraño, ridículo a ratos y bochornoso permanentemente, va a ser cotidiano. Se imaginan un grupo político que naciera diciendo "hay que acabar con la casta" y unas cuantas semanas después una destacada líder del susodicho partido se descolgase, como si tal cosa, con un "estamos condenados a entendernos y crear una mayoría política", así, a pelo y con dos cojones. 

Miren, la cosa consiste básicamente en que hay que despreciar, vilipendiar e incluso negar hasta las ultimísimas consecuencias aquello que uno está haciendo. Ni más ni menos. Lo que toda la vida usted y yo hemos conocido como tener más cara que espalda y menos vergüenza que el padre del catalanismo, al que, por motivos obvios relacionados con el tamaño, con permiso de Don Mario Moreno, llamaremos "padrecito". Pues bien, hay que hacer como "el padrecito" llevárselos crudos en plan generaciones y cuando me pillen, digo que es herencia de mi padre ante la atónita mirada de mi hermana. Todo ello, claro está, mientras al susodicho se le llena la boca cantando las alabanzas de la honestidad y de su noble causa.

Las cosas se están perdiendo tanto que en estos días tan revueltos, sería casi admisible, normal y hasta lógico, imaginar a una sociedad aclamando a un líder que prometió, juró y perjuró que nunca jamás vendería aquello que lidera y un puñado de semanas después se encontrase, entre vítores, cargando contra quien pone pegas a la venta. 

Empresarios mediocres, personajes abruptos, lamentables en general y golfillos de poca monta en particular, conviven y, cómo no, se asocian generando desastres y vergüenzas para las gentes de bien y las personas que tratan de sacar adelante sus negocios del mejor modo posible. 

Las cosas son como son, no somos capaces de aprender y nos embaucan una y otra vez. Caemos en la trampa de discursos atractivos, de consignas facilonas y de pamplinas del tipo " no pasarán" y combate en la calle y desde las barricadas. Políticos y líderes de toda índole tienen demasiado sencillo llegar e incluso quedarse en lo alto. Los que elegimos ya no exigimos, somos fácilmente conquistables, entramos al trapo siempre y no acostumbramos a medir las consecuencias. Todo da igual y nada importa. Últimamente podríamos caer en el error de pensar que ganan los malos, pero las garras del corto plazo no deben dejarnos sin el gusto de dormir tranquilos y por la mañana salir a la calle con la cabeza alta y mirando a los ojos. Señores, mírenme raro, señálenme, pero estos son mis principios y si no les gustan, les pueden ir dando, porque yo no tengo otros. ¡Cuanto lujo p'a diario!