lunes, 25 de noviembre de 2013

Nueva estructura deportiva en el VCF

Regenerar lo que había era necesario, no hay más, ni menos. Era evidente que el VCF necesita algo más de lo que había para sacar adelante los problemas, para no sufrir y, por soñar que no que de, hasta para disfrutar. En el cuadro que sigue podremos ver en directo la presentación de esta nueva estructura deportiva del VCF, desde las 11 de esta mañana, todo debería cambiar.



Atrás queda la etapa de Braulio, este hombre que, no seré yo quien lo dude, quizá fuera un gran segundo, pero como primero, sobran los comentarios, no hay vueltas que darle, ni comentarios que quepan, ni perro que le ladre. Lejos, muy lejos del nivel deseable para un equipo como el VCF. 

Braulio no llegaba, esto es evidente, esperemos que esta nueva estructura deportiva llegue, se quede y venza, que falta hace al valencianismo. Alegrías, buenas sensaciones y, sin negociación posible, que se acaben las defensas de lo indefendible, que aquí ya no quedan tontos.

Y ahora ¿qué?

El partido frente al Elche deja sensaciones muy contradictorias en el seno del VCF: por un lado podríamos quedarnos con la impresión de buen juego, de ocasiones claras, de llegadas con muchos efectivos e incluso con la reiteración necesaria para conseguir un resultado verdaderamente cómodo (ante un recién ascendido que, además, jugaba sin su principal jugador) y, por otro lado, podríamos quedarnos con la impresión de que el VCF se desinfló, se diluyó durante el partido y, por si fuera poco, no le hacía un gol al arco iris, no había manera de marcar, los intentos fueron vacíos, no hubo forma hasta que llegó un tal Bernat y sin pensárselo dos veces hizo un absoluto golazo como si tal cosa, como si no costara.

La cosa está regular, tirando a mal. Hoy se presenta la "nueva estructura deportiva del VCF" en un día en el que, qué queréis que os diga, por lo menos al que suscribe le sobran las grandilocuencias, las grandes ideas y los buenos propósitos. Me preocupa ver que no parece que las soluciones tengan que llegar desde los despachos (por cierto soluciones que tampoco llegan, dicho sea de paso), sino que estas soluciones deben llegar desde el campo y ahí, sin paliativos, como decía en el arranque de este párrafo, ahí la cosa está regular tirando a mal.

La defensa del VCF no funciona, las bandas no profundizan lo que desearíamos, el centro del campo no alcanza el nivel deseado en la transición defensa-ataque y arriba, arriba la pólvora parece mojada. El equipo adolece de ideas y las que hay no parecen funcionar. Ante cortocircuito de tales dimensiones, uno no alcanza a tener del todo claro por dónde pasan las soluciones. Desde el palco se apuesta, con boca pequeña pero muy rotunda, por la continuidad del técnico, sin dudarlo un instante. Hoy sale a la palestra la nueva estructura deportiva y desde la grada, auténtica soberana de toda esta historia, no se sabe muy bien hacia dónde mirar.

No sé por qué un equipo simplemente deja de funcionar, ciertamente no lo sé. El argumento de la falta de calidad, no por evidente deja de ser , al menos para mí, falaz. El VCF ha ido perdiendo calidad, esto es obvio, pero mi pregunta es ¿verdaderamente el VCF tiene menos calidad en su plantilla que todos y cada uno de los equipos que le preceden en la tabla? 

La poca calidad de esta plantilla (hecho por otro lado indiscutible en comparación con otras temporadas) no es suficiente argumento para explicar lo que está sucediendo en el VCF, debe haber algo más, algo que, espero sepan solucionar los que hoy se presentan como nueva estructura deportiva, algo que necesita un cambio de dirección urgente porque, para qué engañarnos, aquí todos sabemos dónde termina la avenida que está enfilando el VCF.

martes, 12 de noviembre de 2013

"Medianamente bien" a veces no basta

"Djukic tiene la confianza del consejo, el entrenador no tira los penaltis. (...) lo está haciendo medianamente bien". De esta manera se resume la postura del Consejo de Administración del VCF en relación a la, lamentablemente evidente, crisis deportiva que atraviesa el club. "El entrenador no tira los penaltis", evidentemente no, eso es una gran verdad que señala directamente a los futbolistas, que carga sobre los que se visten de corto y que deja al entrenador vendido ante ellos.

Un vestuario no es sencillo, fácil, ni siquiera cómodo, al menos uno como el del VCF y en un momento como el que atraviesa el VCF. De sobra es sabido que en otros momentos de la entidad, más exitosos, el clima era verdaderamente malo en el interior del vestuario, pero las victorias y los títulos ayudaban a que las penas, habiendo pan, fueran menos. Lamentablemente, no es el caso, no hay pan y parece que empieza a quedar solo algo de torta, algo rancia y con cierto olor a podrido.

El Consejo del VCF tiene muchos frentes abiertos, quizá demasiados y ahora toca asumir la torpe decisión de aguantar en el cargo a Braulio Vázquez, sin confiar en él, sin entender qué hacía allí y, lo más grave, con el convencimiento de que no alcanzaba el nivel para tal responsabilidad en el VCF. En este momento, sin estructura deportiva definida, sin máximo responsable que tome las decisiones, Djukic continúa en el VCF por dos motivos: el primero es que "lo está haciendo medianamente bien" y el segundo es que "el entrenador no tira los penaltis". Argumentos de peso ambos, sí señor, especialmente el asunto este de los penaltis.

El problema es que en el VCF hay que analizar algo más, no podemos quedarnos en que "el entrenador no tira los penaltis". Los discursos eficaces y populistas no son suficientes, sencillamente no lo son. Aunque el CLAIM (la frase resumen, el eslogan) "el entrenador no tira los penaltis" sea buena, al menos "medianamente buena", no es suficiente para analizar el problema del VCF y, evidentemente, no es suficiente, en ningún caso para resolverlo.

El VCF, tire quien tire los penaltis, no tiene un patrón de juego claro, no da la sensación de ser un equipo fuerte, potente, ni bien armado en el campo, muestra una falta de calidad terrible en determinadas posiciones, no acaba de encontrar una alineación definida y anda muy lejos de ser un equipo aguerrido y con personalidad. Por si todo esto fuera poco, el VCF no está consiguiendo los resultados que se esperan, el VCF, por resumirlo, no funciona. 

Ante la realidad de un equipo que no arranca, existe una serie de posibles soluciones, desde prescindir del entrenador, hasta fichar nuevos jugadores, cambiar el director deportivo, el consejo, el presidente, cambiar el preparador físico...Cualquiera. El asunto de fondo es si el VCF está en la línea que debe estar, es decir, si estamos o no en la dirección correcta, si esto va hacia algún sitio o no. 

Los problemas, evidentes, que tiene el VCF no se van a solucionar si toman decisiones basadas en quién tira los penaltis. Se espera otro nivel de toma de decisión, el VCF necesita otros argumentos, el valencianismo necesita creer, ilusionarse y disfrutar de esa grada naranja con su murciélago pero sin su gente. El nivel del VCF, al menos el nivel deseable, debe ir más allá de un "el entrenador no tira los penaltis" pero, sobre todo, métanse en la cabeza algo, no lo olviden nunca señores Consejeros del VCF, para el valencianismo, para la esencia e identidad de este club, "medianamente bien" no es suficiente, ni para un entrenador, ni para un Consejo de Administración.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Braulio despedido, aún queda un conspirador

Con el comunicado oficial del VCF se pone fin a la etapa de Braulio Vázquez al frente de la secretaría técnica del Club, justo ahora, justo en el momento en que Djukic vuelve a recibir el apoyo del presidente, Amadeo Salvo y justo en el momento en que el entorno valencianista empezaba, ahora sí, a plantearse que quizá lo deportivo sea un asunto tan importante como cualquier otro y, precisamente en esa materia, no es que el equipo de Mestalla ande sobrado de calidad, de cantidad, ni de buenas sensaciones.

Amadeo Salvo ha realizado, cada vez que se le ha presentado la ocasión, una defensa pública a ultranza del ya ex "coordinador de la secretaría técnica", circunstancia que, lejos del "es que no puede hacer otra cosa", debe generar cierta reflexión porque, ni más ni menos, sí se podía hacer otra cosa, se podía hacer lo que se ha hecho ahora, prescindir de un profesional que no alcanza el perfil para ocupar el puesto que ocupaba y buscar a alguien que sí tenga la capacidad suficiente para asumir tal responsabilidad.

La frase grandilocuente, la grandeza de expresión, la limpieza de palabra y de verbo provocan que, en más ocasiones que en menos, se termine por caer en lo fácil, en lo cómodo, en terminar formando parte de algo en lo que uno, si mira bien, ni cree ni piensa creer nunca. Braulio no está preparado para asumir la dirección deportiva del VCF, Braulio es, seguramente, un gran segundo, un gran ojeador, un gran....cualquier cosa menos director deportivo, ni siquiera le da para ser "coordinador de la secretaría técnica", no llega, ni más ni menos.

El VCF es lo suficientemente grande, eso es un acierto, como para querer contar con los mejores en cada parcela y, sencillamente, Braulio no pintaba nada en ese esquema, en ese nuevo organigrama tan GloVal y global. Hace ya mucho tiempo que dije que Braulio forma parte del contubernio, de las palabras susurradas en una esquina, de decir que uno dice que le contaron lo que otro había sugerido que pensaba, de hablar de lo que todos hacen, de conspirar y de malmeter. Braulio no encaja en este nuevo VCF.

Solucionado el problema, una vez Braulio ya no está en el VCF, procede reflexionar y analizar por qué se le apoyaba del modo en que se hacía. Por qué, un presidente recién llegado, decide entregar sus armas y su confianza a Braulio Vázquez y a algún otro que todavía queda en esa estructura y que, en caso de no salir, significará que Amadeo Salvo es del mismo perfil, que comulga con el "raje de barra de bar" y el cotilleo, con escuchar lo que a uno le gusta en cada momento, del contubernio, de la conspiración y de las intrigas palaciegas, esas cosas que tanto gustaban a Braulio y al que todavía permanece en el VCF, nunca el susodicho a más, ni el VCF a menos.

El VCF que nos está tocando vivir necesita mano firme del presidente, de Amadeo Salvo, tan capaz para unas cosas y con tantas dudas para otras, es imprescindible seguir el camino trazado y liberar al club de las cargas de los que viven a costa del club sin que nadie sepa exactamente con qué merecimientos. Braulio ya no está, pero no era el único. Roma tuvo que acudir a traidores para derrotar a Viriato, pero supo que confiar en un traidor era propio de necios, de ignorantes que se creen por encima del bien y del mal y que se autoconvencen con frases del tipo "a mí no me harían eso, yo a esos los veo venir". 

Este VCF que quiere ser GloVal, necesita resolver un problema global, necesita gente que sume y no que reste, gente capaz y leal al propio club, profesionales de sus campos, no de estirar algunas chaquetas y del cotilleo al más puro estilo "vieja del visillo". Roma no paga a traidores, el VCF, todavía sigue haciéndolo, aunque ahora un poco menos.