lunes, 4 de noviembre de 2013

Braulio despedido, aún queda un conspirador

Con el comunicado oficial del VCF se pone fin a la etapa de Braulio Vázquez al frente de la secretaría técnica del Club, justo ahora, justo en el momento en que Djukic vuelve a recibir el apoyo del presidente, Amadeo Salvo y justo en el momento en que el entorno valencianista empezaba, ahora sí, a plantearse que quizá lo deportivo sea un asunto tan importante como cualquier otro y, precisamente en esa materia, no es que el equipo de Mestalla ande sobrado de calidad, de cantidad, ni de buenas sensaciones.

Amadeo Salvo ha realizado, cada vez que se le ha presentado la ocasión, una defensa pública a ultranza del ya ex "coordinador de la secretaría técnica", circunstancia que, lejos del "es que no puede hacer otra cosa", debe generar cierta reflexión porque, ni más ni menos, sí se podía hacer otra cosa, se podía hacer lo que se ha hecho ahora, prescindir de un profesional que no alcanza el perfil para ocupar el puesto que ocupaba y buscar a alguien que sí tenga la capacidad suficiente para asumir tal responsabilidad.

La frase grandilocuente, la grandeza de expresión, la limpieza de palabra y de verbo provocan que, en más ocasiones que en menos, se termine por caer en lo fácil, en lo cómodo, en terminar formando parte de algo en lo que uno, si mira bien, ni cree ni piensa creer nunca. Braulio no está preparado para asumir la dirección deportiva del VCF, Braulio es, seguramente, un gran segundo, un gran ojeador, un gran....cualquier cosa menos director deportivo, ni siquiera le da para ser "coordinador de la secretaría técnica", no llega, ni más ni menos.

El VCF es lo suficientemente grande, eso es un acierto, como para querer contar con los mejores en cada parcela y, sencillamente, Braulio no pintaba nada en ese esquema, en ese nuevo organigrama tan GloVal y global. Hace ya mucho tiempo que dije que Braulio forma parte del contubernio, de las palabras susurradas en una esquina, de decir que uno dice que le contaron lo que otro había sugerido que pensaba, de hablar de lo que todos hacen, de conspirar y de malmeter. Braulio no encaja en este nuevo VCF.

Solucionado el problema, una vez Braulio ya no está en el VCF, procede reflexionar y analizar por qué se le apoyaba del modo en que se hacía. Por qué, un presidente recién llegado, decide entregar sus armas y su confianza a Braulio Vázquez y a algún otro que todavía queda en esa estructura y que, en caso de no salir, significará que Amadeo Salvo es del mismo perfil, que comulga con el "raje de barra de bar" y el cotilleo, con escuchar lo que a uno le gusta en cada momento, del contubernio, de la conspiración y de las intrigas palaciegas, esas cosas que tanto gustaban a Braulio y al que todavía permanece en el VCF, nunca el susodicho a más, ni el VCF a menos.

El VCF que nos está tocando vivir necesita mano firme del presidente, de Amadeo Salvo, tan capaz para unas cosas y con tantas dudas para otras, es imprescindible seguir el camino trazado y liberar al club de las cargas de los que viven a costa del club sin que nadie sepa exactamente con qué merecimientos. Braulio ya no está, pero no era el único. Roma tuvo que acudir a traidores para derrotar a Viriato, pero supo que confiar en un traidor era propio de necios, de ignorantes que se creen por encima del bien y del mal y que se autoconvencen con frases del tipo "a mí no me harían eso, yo a esos los veo venir". 

Este VCF que quiere ser GloVal, necesita resolver un problema global, necesita gente que sume y no que reste, gente capaz y leal al propio club, profesionales de sus campos, no de estirar algunas chaquetas y del cotilleo al más puro estilo "vieja del visillo". Roma no paga a traidores, el VCF, todavía sigue haciéndolo, aunque ahora un poco menos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario