martes, 25 de febrero de 2014

VCF y la mujer del César: no basta con serlo...

La tradición nos ha dejado una frase de esas que calan, de las que llegan a lo más profundo y que, con el paso de los siglos, ha dejado de tener importancia si realmente fue dicha en algún momento o si, por el contrario, no es más que una leyenda agrandada con el propio paso del tiempo. El caso es que "la mujer del César además de ser honrada debe parecerlo" y qué quieren que les diga, pues que es una verdad de esas irrefutables, ni más ni menos.

En el VCF estamos en las mismas, ya saben, somos un gran club, uno histórico, con títulos, con una gran (cuantitativa y cualitativamente) afición, el VCF es un grande de España y, que nadie lo dude, de Europa. El fútbol, igual que tantas otras cosas, tiene la terrible pega de estar en manos de las personas y, claro, ya sabemos todos que personas, hay de todo tipo y condición.

Hace demasiado tiempo que se ha extendido la idea de que el VCF es un problema, algo malo, molesto y desarraigado. Ni tanto ni tan calvo, vayamos poco a poco. Obviamente las cosas en el VCF no andan demasiado bien pero de ahí a aquello de "estar al límite de la desaparición" , "si no fuera por nosotros el VCF hubiera desaparecido" y brabuconadas de ese tipo, dista un trecho, pero uno bueno de verdad. El caso es que, tan obvio como lo anterior es que resultaba absurdo aquello de "la Champion's económica" o el manido "Newcoval es un acuerdo de Champion's".

El asunto hoy es que hay mucha gente que quiere ostentar el poder y manejar el patrimonio del VCF y al menos para mí, esto no deja de ser un gesto, una señal, algo que define (aunque sólo sea un poco) que algo debe tener este club cuando lo bendicen. El caso es que, si uno lo mira bien, llevamos unos cuantos meses viviendo constantes enfrentamientos, polémicas, luchas, discusiones, idas y venidas con el único objetivo de alcanzar, mantener, conseguir o recuperar el poder en el VCF y el control de su patrimonio.

Sin ánimo de perdernos en detalles (no en este momento) lo cierto es que es imposible que uno pierda de vista una idea que, al menos a mí, llega a dar verdadero miedo. A veces da la sensación que todos los litigantes olvidan que esto es el VCF, que las cosas son como son y que, precisamente por ello, se debe tener una especial pulcritud, un especial cuidado y un especialísimo respeto hacia la institución, hacia lo que significa y hacia lo que hace sentir a mucha gente.

A todos los implicados, a todas las partes, los actores, las actrices, presidentes, consejeros, exconsejeros, líderes de opinión, opinadores a sueldo, a todos, sólo pido reflexión, parar en seco, pensar en lo que está sucediendo, lo que ha sucedido y en el papel que juega cada uno. A todos, salvo contadísimas excepciones, los que algo tienen que decir o hacer en esta historia de la venta del VCF, o de la solución que se encuentre, se les llena la boca proclamando su valencianismo, mientras reclaman para sí el poder en algunos casos, el favor en otros, el control del patrimonio en otros y una mezcla de todos los anteriores en unos pocos.

Las estridencias, las chulerías, brabuconadas y  chorradas en general, el "porque lo digo yo" y demás  cosas que empiezan a ser demasiado habituales, no ayudan sino todo lo contrario, empeoran las cosas cada vez más. Por cierto, jugar con las cartas de otros, es realmente fácil. Señores, el VCF necesita que alguien tome las decisiones pensando en el propio VCF, necesita valencianistas que lo sean y que lo parezcan.

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